900 niños estudian con un enemigo silencioso
Junto a una antena que mide 40 metros de altura y tiene más de 40 terminales, tienen que estudiar 900 niños
En el año 2005, a los habitantes del barrio Morichal, les informaron que construirían un lavadero de carros, hoy, 12 años más tarde, la única edificación que hay en este predio, es una antena que mide aproximadamente 40 metros de altura y tiene 40 terminales, estructura que amenaza con caer sobre dos jardines infantiles y dos colegios del sector.
“En una ocasión, estábamos en el proceso de clase, cuando un ángulo calló sobre la cubierta, rompió una teja y pasó muy cerca de un niño. En otra oportunidad, mientras instalaban unos elementos a esta antema, unos tornillos se desprendieron y por poco matan a un estudiante que estaba en el patio de descanso”, narró María Consuelo Mosquera, directora de la Academia e Instituto Campaña Libertadora.
Incluso, Alejandro Quiñonez, docente de esta institución educativa dijo que, en caso de presentarse un sismo, los estudiantes se verían obligados a salir hasta la calle, para ubicarse en el parque público más cercano, porque el punto de encuentro localizado dentro del colegio, ya no es seguro, debido a la cercanía que tiene con la antena.
“Sino estuviera la antena, nuestro punto más cercano de evacuación, sería el patio del colegio. Pero como está la antena, nos toca desplazarnos cerca de 100 metros, para llegar hasta el parque público más cercano, con el riesgo que implica caminar bajo los cables”, advirtió el profesor.
Quiñones también aseguró que estar cerca a este tipo de artefactos, que emite constantemente ondas electromagnéticas, podría incluso acelerar el proceso de enfermedades terminales como cáncer y leucemia, o provocar el desarrollo de patologías como hipersensibilidad electromagnética.
Por: Camila Mojica