A conocer lo nuestro
Un proyecto cinematográfico de grandes dimensiones coproducido por Grupo Éxito y la Fundación Ecoplanet, se estrenará en carteleras colombianas este 10 de septiembre y llevará a los espectadores a un viaje sin precedentes por el segundo país más biodiverso del mundo.
126.864 kilómetros de viaje por un país de países y una tierra de contrastes, desde la Sierra Nevada de Santa Marta, los Llanos Orientales, la Amazonía hasta la costa Caribe, pasando por el Pacífico colombiano, la región andina, las islas de Providencia, Malpelo y Gorgona o la Serranía de Chiribiquete.
85 locaciones, 150 horas de grabación, 38 especies filmadas, 640 horas de edición, 20 ecosistemas documentados, un equipo de 87 personas –57 de ellos colombianos– movilizándose en carro, avión, helicóptero, lancha, moto y a pie.
Un viaje que nos lleva a conocer la biodiversidad colombiana y a descubrir tesoros como los pictogramas inéditos encontrados en el escudo Guyanés, entre Guaviare y Caquetá.
Colombia Magia Salvaje recorre, durante 90 minutos, la diversidad del país en lugares llenos de contrastes como las profundidades del océano Pacífico en Malpelo, la llegada de las ballenas cada año a la Ensenada de Utría en el Chocó, las huellas de la Ciudad Perdida en la Sierra Nevada de Santa Marta, el vuelo del cóndor en El Cocuy, el valor que reviste el sistema de páramos de nuestras cordilleras, la Serranía de Chiribiquete y sus pinturas rupestres, los Llanos orientales, el Amazonas o las islas de Providencia, entre otros. Y lo hace a través de especies de la fauna nacional como los cangrejos, el oso perezoso, el tití cabeciblanco, el cocodrilo del Orinoco, la arawana, el jaguar, la mariposa morpho o el colibrí.
Los protagonistas de Colombia Magia Salvaje son todos actores naturales. Literalmente. Son ellos el pez arawana plateado, el cóndor, el oso de anteojos, la ananconda, el jaguar, el cocodrilo del Orinoco, la mariposa morpho azul, las ballenas jorobadas, el perezoso, los colibríes y decenas de especies más que van desde la barracuda hasta el chigüiro, pasando por el delfín rosado hasta llegar al mono ardilla.
Cada uno de ellos participó en la cinta sin ajustarse a un guion previo, llevando al cuerpo técnico al límite de la paciencia y de la exigencia cinematográfica. Por fortuna, se rodó en la más magnífica de las locaciones y en la que se sienten más que a gusto: su propio país.