Cada 25 de diciembre cumple años la señorita Rosa María Gutiérrez.
Desde entonces ha vivido en una amplia casa de la sexta etapa del barrio La Esperanza, lugar en donde es conocida como la señorita Rosa María, puesto que, en su juventud nunca tuvo hijos ni esposo.
“Elia actualmente vive sola, porque no tiene familia. La mamá de ella falleció hace 35 años, aquí en esta misma habitación, producto de una gangrena que le dio en su pierna. Desde esa época la he visto sola. Siempre hemos estado pendiente de su salud”, explicó María Emilia Parrado de Acosta, vecina del sector.
En la vivienda de esta mujer, en donde solo hay cuadros polvorientos que cuelgan en las rusticas paredes y un viejo televisor, aún permanece una deteriorada máquina de escribir, que ella utilizó cuando fue la secretaria en la cárcel de Villavicencio.
“Yo fui mecanógrafa en la cárcel de Villavicencio. Mi tarea era escribir las relaciones de los presos. Entré a trabajar a la prisión a mis 20 años. De allí salí pensionada”, recordó la señorita Rosa María Gutiérrez, mientras tomaba a sorbos un agua de panela, que fue preparada por las manos de las misioneras de Servidores del Servidor.
Como si fuera un ritual, la señorita Rosa María, cada mes es bañada, peinada y perfumada, para luego ser llevada a cobrar su pensión, que es administrada por Humberto Gámez.
“Con este dinero se le paga la cuenta de la tienda, los recibos de los servicios públicos, y el resto de plata es utilizado para sus gastos personales”, dijo Humberto Gámez, habitante del barrio.
Sin embargo, Claudia Viviana Parra, misionera de la comunidad apostólica Servidores del Servidor, y quien junto a otras mujeres limpiaron ayer la residencia de esta abuela, dijo que esta señorita necesita urgentemente asistencia médica y muchas manos bondadosas.
Por: Camila Mojica
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