Una década perdida para Villavicencio
El Municipio de Villavicencio sufrió cuatro años de ingobernabilidad con cerca de 17 alcaldes en el periodo 2004-2007. Para el periodo 2008-2011 asumió la administración Municipal el médico Raúl Franco, quien dejó en evidencia su escasa capacidad de gestión de los asuntos público. Luego de ocho años de estancamiento asume la Administración el señor Juan Guillermo Zuluaga, quien tenía el terreno abonado para posicionarse como el mejor Alcalde en la historia reciente del Municipio.
Es de destacar la capacidad de gestión del señor Zuluaga, su trabajo incansable durante los últimos cuatro años y su voluntad de aportar al desarrollo del Municipio. Sin embargo, su falta de visión y conocimiento de los temas relacionados con el desarrollo y la competitividad, no le permitieron estar a la altura de los principales retos que enfrenta la ciudad.
En el tema de seguridad ciudadana, a pesar de que el Gobierno Nacional recientemente había puesto en funcionamiento la Policía Metropolitana de Villavicencio, su gestión no logró disminuir la percepción de inseguridad. La descomposición social y falta de oportunidades han generado un círculo vicioso, desbordando la capacidad de la fuerza pública.
En cuanto a movilidad el problema se agudiza ya que no se han tomado las medidas que permitan optimizar el uso de la infraestructura vial y el pésimo estado de las vías. Parte del problema radica en el modelo de contratación para el mantenimiento de vías, el cual es insostenible financieramente en el tiempo.
En el manejo del espacio público quedó claro que contratar guardias privados para desalojar a bolillo a los vendedores ambulantes no fue la mejor solución. Por el contrario, generó la indignación por parte de los ciudadanos y la pérdida de recursos que pudieron ser invertidos en una solución concertada.
En el tema de desarrollo productivo, industrialización y generación de empleo, la ciudad sigue rezagada. La principal actividad económica sigue siendo el comercio, que genera empleos precarios con extensas jornadas de trabajo que rayan con la explotación laboral. La región sigue generando materias primas sin ningún valor agregado que llegan a las zonas industriales de Bogotá, Medellín o Cali, donde finalmente se crea empleo y se genera riqueza.
En salud la infraestructura hospitalaria sigue siendo la misma de hace 15 o 20 años mientras la población sigue creciendo de manera sostenida, generando congestión en la prestación de servicios de salud. El primer nivel de atención sanitaria no tiene la capacidad de asumir los retos que le asignó la Ley 100 de 1993.
Aunque se invirtió en la remodelación de algunos colegios, se requiere mejorar la calidad, pertinencia de la educación y la formación de alto nivel del capital humano. Poco logramos con tener colegios más bonitos, cuando los profesores no han mejorado sus competencias, no se han integrado las nuevas tecnologías en el aula, seguimos trabajando con los mismos currículos de hace 50 años y nuestros jóvenes son preparados para ser consumidores de tecnología y no generadores de la misma.
En cuanto al manejo financiero, a pesar de que en los últimos cuatro años se administraron recursos cercanos a los 1.7 billones de pesos, el nivel de endeudamiento del Municipio se cuadruplicó al pasar de 37 mil millones a 160 mil millones. Serán necesarios ocho años para amortizar la deuda.
El mal manejo de las zonas azules (entregadas en concesión por siete años) convertida en negocio de unos pocos en detrimento de los ciudadanos y de los empleados del Consorcio, así como la falta de liderazgo para involucrar a los habitantes de la Ciudad en la construcción de manera concertada del POT, dejaron un sinsabor en los villavicenses.
Finalmente, es importante destacar que lógicamente se requieren inversiones en mejora de andenes, parques, canchas de microfútbol y reparcheo de calles. Sin embargo, debe existir un equilibrio en la inversión de los recursos públicos, especialmente en el mediano y largo plazo, que permitan un desarrollo integral y la generación de ventajas competitivas que nos posicione como un polo de desarrollo de Colombia y América Latina.
Escrito por: Diego M. villa @dmvillae