La clase que le robaron a los colombianos
En esta columna no hablaré de la bochornosa y comprometida situación del ex defensor del pueblo, Jorge Armando Otálora, porque considero que los columnistas Daniel Coronell y Juan Diego Restrepo han dicho de todo. En esta oportunidad me referiré a un tema no menos importante y más dispensable para la humanidad: El Medio Ambiente.
Siempre me he preguntado si es indispensable e importante lo que nos enseñan en los colegios y universidades, o si simplemente son requisitos baratos para subir de estatus en las pruebas Saber, ECAES y Pisa, y así de esta manera incrementar las exageradas matrículas.
Esta reflexión la hago por una simple razón. Acaso a los colombianos les sirvió de algo haber aprendido los elementos químicos de la tabla periódica, o haber graficado las funciones más importantes de trigonometría (seno, coseno y tangente), en una hoja milimetrada, o haber hallado el valor del π (pi). ¿Será que lo que nos están enseñando en los centros educativos si nos va a servir en algo en nuestras vidas? O por el contrario, ¿será para completar más hojas de los cuadernos?
Lo único que sí sé, es qué debería existir una materia qué se llamará “Educación Ambiental”, en donde les enseñarán a los niños y adolescentes a cuidar los recursos naturales, a clasificar los recursos orgánicos e inorgánicos, a no derrochar el agua, y por el contrario, a sembrar muchos árboles y no botar basura en las calles y en los ríos. Esperemos que así, como el Gobierno Nacional impuso el IVA a los útiles escolares, también el Ministerio de Educación decrete una ley, en donde estipule que todos los planteles educativos deben dictar la clase de “Educación Ambiental”.